domingo, 21 de junio de 2015

Reseña: Uprooted - Naomi Novik



Título: Uprooted
Autora: Naomi Novik
Año de publicación: 2015
Editorial: Del Rey
Páginas: 438








Nuestro Dragón no devora a las chicas que se lleva, no importa lo que digan las historias fuera de nuestro valle. A veces nos las cuentan los viajeros que pasan por aquí. Hablan como si estuviéramos realizando sacrificios humanos y como si él fuera un dragón de verdad. No es cierto, por supuesto: puede que sea un mago e inmortal, pero sigue siendo un hombre. Nuestros padres se unirían y lo matarían si intentara comerse a una de nosotras cada diez años. Él nos protege contra el Bosque y nosotros le estamos agradecidos, pero no tanto.
Agnieszka ama su valle natal, su pueblo tranquilo, sus bosques y su resplandeciente río, pero el Bosque corrupto, lleno de poder malévolo, permanece en sus lindes y su sombra pesa sobre Agnieszka.
El pueblo confía en que el mago frío y ambicioso conocido únicamente como el Dragón mantenga ese poder a raya, pero este exige un precio terrible por su ayuda: poder escoger a una muchacha como sirvienta cada diez años. Un destino casi tan terrible como caer presa del Bosque.
La próxima selección se acerca y Agnieszka tiene miedo. Sabe (todo el mundo lo sabe) que el Dragón se llevará a Kasia. Es bella, grácil y valiente. Es todo lo contrario a Agnieszka, pero es su amiga más querida en el mundo y no hay forma de salvarla.
Sin embargo, Agnieszka tiene miedo por las razones equivocadas, porque cuando llega el Dragón, no es a Kasia a quien escoge.
(Sinopsis traducida por mayumako par Arias de Agua)

Yo no lo sabía, pero al parecer Naomi Novik es una autora famosa y Uprooted era una novela esperadísima y terriblemente hypeada. Este desconocimiento me ha permitido considerar la novela como lo que es sin atender a factores externos como son las expectativas demasiado altas, de modo que ya os puedo adelantar que Uprooted no ha sido santo de mi devoción. No es que quiera decir que es una mala novela, pero no supongo que no era para mí.

Desde el principio, queda muy claro que se trata de una obra inspirada en los cuentos de hadas polacos... y básicamente todo cuento de hadas en general. El gran problema que le veo a las novelas de fantasía últimamente es que se dedican a reciclar elementos que han funcionado en otras ocasiones y a explotarlos a su manera. En el caso de Uprooted, tenemos un mago cascarrabias (tópico 1) que cada cierto tiempo se aparece en un pueblecito (tópico 2) para llevarse a una buena moza a su castillo (3). Todo el mundo piensa que se va a llevar a la más guapa/atlética/limpia/aseada y que mejor cocina (tópico 4), pero se lleva al pato mareado del pueblo que se cree más fea que Picio (tópico 5). Además, resulta que la protagonista tiene poderes (tópico 6) y el mago intenta enseñarle magia pero ella no es capaz de hacer la O con un canuto (tópico 7). Todo eso en menos de 100 páginas. Por supuesto, la cosa sigue y aparecen préstamos de otras obras de fantasía y de mitos eslavos, como la figura de Baba Yaga. Incluso me atrevería a decir que bebe de Canción de hielo y fuego en ciertos aspectos, pero no lo digo muy alto por si alguien me tira aceite hirviendo. ¿Qué tiene de malo tanta inspiración en lo clásico si yo misma me pongo morada de leer retellings? Nada. Solo que un retelling introduce elementos novedosos en una historia conocida y Uprooted simplemente hace un gazpacho de historias conocidas. No me ha parecido que aporte nada nuevo o interesante, sino que es más de lo mismo. Por tanto, no puedo decir que la trama me haya gustado especialmente. ¿Que si es mala? Pues tampoco. Entretiene y poco más, o a veces ni eso.

El ritmo de la novela es poco irregular. En general, es una historia con bastante acción; siempre está pasando algo y desvelándose cosas nuevas. Sin embargo, a veces la trama se estanca en un escenario y el momento clave de la escena se alarga de tal manera que pierde hasta la emoción. Para que os hagáis una idea, el clímax final de la novela dura alrededor de 70 páginas. Y luego ni siquiera se detiene a explicar qué ha sido de los personajes que están lejos de la protagonista. Te lo menciona por encima y luego mete un hachazo a la narración para terminarla. Y yo tiro el libro por la ventana. Como os digo, es un libro donde pasan muchas cosas, por lo que no es que sea lento (hay gente que le tiene fobia a los libros lentos, por alguna razón), pero se HACE lento. Eso es lo malo, que se haga lento. Si la historia pide un ritmo pausado, hay que dárselo, pero si pretendemos que sea un libro dinámico y sin paja, por el amor del cielo, no lo hagamos lento aposta.

Por otro lado, está el tema de los personajes. Los personajes siempre me dan mucho dolor de cabeza cuando reseño porque siento que soy una cascarrabias y que espero una profundidad y un desarrollo que no siempre tienen por qué existir. La protagonista es una protagonista tipo: se cree fea e inútil, se deja mangonear por un varón gruñón pero más atractivo de lo que le gustaría admitir y luego descubre que no es tan fea ni tan inútil y que ella también puede mangonear (hasta cierto punto) al varón gruñón y ligeramente atractivo. Hablando claro: Angieszka me toca las narices porque su magia funciona de forma totalmente distinta a la del resto de magos del mundo, pero no te explican cómo. Simplemente es así. Agnieszka pasa de ser una completa inútil a hacerlo todo bien, a la primera, sin ensayar y sin una explicación convincente. Por supuesto, todo el mundo está supersorprendido por la prontitud con la que ha perfeccionado sus habilidades ~*misteriosas*~ y sospechan que pueda tener un lío con su maestro (que lo tiene, porque hay una norma no escrita en la literatura que especifica que entre maestro y alumna SIEMPRE tiene que haber tomate, aunque sea soso e inexplicable). Después tenemos al Dragón, que es el típico mago vetusto con apariencia juvenil, campeón de los mundiales de miradas inquisidoras y que habla a la protagonista como si fuera poco más que una mierda de cabra, pero que de alguna manera consigue que pierda las bragas. Luego está Kasia, que para mí es el personaje más interesante del libro pero a la que menos se explota, y una miríada de personajes tipo haciendo bulto de fondo con mayor o menor éxito y que se desarrollan lo mínimo o nada en absoluto.

A partir de la segunda mitad de la novela, la cosa empieza a ponerse oscura y seria. El Bosque empieza a ganar terreno, pero de una forma muy rara. Te explican cómo lo hace, pero ya llega un momento en el que todo evoluciona tanto que ya no cuadra con lo que te han dicho. Más o menos como ocurre con los poderes de Agnieszka. Te dicen lo que pasa y tú te lo crees, pero da la sensación de que todo pasa porque sí. Y punto. La magia en esta historia no tiene apenas un coste y, después de tantas novelas de fantasía en los últimos 100 años, es un defecto que la convierte en mediocre. Llamadme tiquismiquis. Por último, el final, como ya os he dicho, se alarga demasiado. La autora empieza a revelar cosas y cosas y cosas y empiezan a pasar cosas y cosas y cosas PORQUE SÍ. Y al final te quedas con la sensación de que no te han contado nada nuevo y no te convence la forma que ha tenido la autora de hilar los acontecimientos con tanta dichosa casualidad y tanto instinto felino de la protagonista a la hora de hacer magia.

¿Es una mala novela? No. De hecho la recomendaría para aquellos poco experimentados en la literatura de fantasía o para lectores más jóvenes (aunque hay algún pasaje un poco sangriento y solo hay una escena ~*explícita*~ que es totalmente innecesaria. Niños, os la podéis saltar). La portada es preciosa y todo lo que queráis, pero, para mí, la historia no vale los ~22€ que cuesta el libro.

¿Pensáis leerlo? ¿Os he estropeado las expectativas? ¿Debería buscarme otro hobby? Contadme :D.

sábado, 9 de mayo de 2015

Reseña: A sangre fría - Truman Capote



Título original: In Cold Blood
Título en España: A sangre fría
Autor: Truman Capote
Traducción: Fernando Rodríguez
Año de publicación: 1965 en USA, 2006 en España
Editorial: Anagrama
Páginas: 315





El 15 de noviembre de 1959, en un pueblecito de Kansas, los cuatro miembros de la familia Clutter fueron salvajemente asesinados en su casa. Los crímenes eran, aparentemente, inmotivados, y no se encontraron claves que permitieran identificar a los asesinos. Cinco años después, Dick Hickcock y Perry Smith fueron ahorcados como culpables de las muertes.
A partir de estos hechos, y tras realizar largas y minuciosas investigaciones con los protagonistas reales de la historia, Truman Capote dio un vuelvo a su carrera de narrador y escribió A sangre fría, la novela que le consagró definitivamente como uno de los grandes de la literatura norteamericana del siglo XX. Capote sigue paso a paso la vida del pequeño pueblecito, esboza retratos de los que serían víctimas de una muerte tan espantosa como insospechada, acompaña a la policía en las pesquisas que condujeron al descubrimiento y detención de Hickcock y Smith y, sobre todo, se concentra en los dos criminales psicópatas hasta construir dos personajes perfectamente perfilados, a los que el lector llegará a conocer íntimamente.

Anticipándome a la lluvia de verduras y garrotazos, he de decir la verdad desde el principio: este libro no me ha gustado.

Como todos sabréis, A sangre fría es un informe novelado sobre un caso de asesinato real, por lo que de poco sirve deciros lo que me han parecido la trama o los personajes; la realidad es la realidad y punto. Sin embargo, sí puedo explicar brevemente por qué este libro no es santo de mi devoción.

Para empezar, no he acabado de entender muy bien el propósito de la «novelización» de un caso real. Si quiero informarme sobre un hecho verídico, no busco datos en una novela. Pensé que leyendo la obra lo entendería, pero no fue el caso, lamentablemente. De hecho, no puedo evitar dudar de algunos de los hechos que Truman Capote relata en el libro. Sí, no puedo negar que se trata de un trabajo periodístico de dimensiones titánicas que requirió tiempo, esfuerzo y recursos, y no quiero despreciar ese mérito bajo ningún concepto, pero tampoco soy capaz de obviar la desconfianza que me produjo leer con todo lujo de detalles las acciones, pensamientos, emociones y situaciones de los personajes cuando estos se hallaban solos. Y diréis: «Claro, este es un trabajo periodístico y la misión del autor era reunir toda la información posible, hasta la de ínfima importancia». Y yo os daría la razón, pero sigo preguntándome hasta qué punto todo lo que cuenta Capote es real, especialmente en las dos primeras partes de la obra. ¿De verdad las personas entrevistadas se acuerdan de detalles tan insignificantes como el color del bañador de uno, los unicornios en los que estaba pensando su vecina, si en el kilómetro 12353464 de viaje uno de los asesinos se rascó el culo y pasó una golondrina por encima de su cabeza? Que igual, sí, oye. Yo de periodismo no entiendo ni media, y tal vez no habría dado tanta importancia si no supiera que se trata de una historia real. No puedo evitar pensar que el autor introdujo pasajes enteros de su propia cosecha para dramatizar aún más la situación o intentar despertar determinados sentimientos en los lectores en detrimento de otros (en concreto, me da la sensación de que Capote sentía cierta predilección por Perry. Si estoy en lo cierto o si es una ilusión pensada por el autor para dar un último «giro» a los acontecimientos, es algo que nunca sabré). En definitiva, supongo que mi mayor problema con la novela es esa: su estructura como tal.

Por otro lado, he decir que el estilo de Truman Capote en este libro me resulta agotador. O tal vez debería decir el estilo de la traducción, que, dicho sea de paso, es mala con ganas, alevosía y nocturnidad. Me consta que la editorial publicó otra más moderna y no sé cómo será, pero yo os hablo de esta porque es la que he tenido el dudoso placer de leer. En fin, como iba diciendo, el estilo me drena las energías. A pesar de que es una novela, no tiene capítulos, sino que se divide en varias partes. Yo no suelo tener problemas con la longitud de los capítulos y tampoco lo tuve en este caso. Lo que me mareaba eran los constantes saltos de perspectiva: la familia, la cartera, el vecino, la vecina, la hermana del asesino, el policía, un señor que pasaba por ahí... Todos con su correspondiente estudio biográfico. Como ya dije en mi reseña de Battle Royale, a veces es necesario ahondar en la psicología de los personajes para entender una novela y, en el caso de A sangre fría, estoy de acuerdo... en parte. Yo necesitaba conocer a la familia asesinada para entender la novela, necesitaba conocer a los asesinos y, si me apuras, a los policías. Dudo de la importancia de las vidas del resto de personajes (cartera, vecinos, señor que pasaba por ahí, etc.). Por supuesto, apreciaría unas pinceladas de información relevante sobre ellos, pero tanta exhaustividad me pesaba como una losa. Por no hablar de la vida y obras de los compañeros de Perry y Dick en el corredor de la muerte. De verdad, no hacía falta un informe detallado sobre sus vidas porque no vienen al caso. Otra cosa que no termino de apreciar es la necesidad de repetir una y otra vez los mismos hechos de las vidas de los asesinos. Con una vez me había enterado, señor Capote.

Por último, y no por ello menos importante, me temo que no me gustan las novelas policíacas. Y diréis: «Pero, Yaiza, ¿eres tonta? Si no te gustan, ¿para qué las lees?» Y yo os responderé que no lo sabía. Sabía que no me llamaban la atención, pero nunca me había parado a leer una. Ahora, ya lo he hecho y, teniendo en cuenta que esta es una de las grandes, no me queda más remedio que declarar que no me gusta este género. Ha llegado la hora de aceptarlo. Podemos ir en paz.

viernes, 13 de marzo de 2015

Reseña: Battle Royale - Koushun Takami



Título original: バトル・ロワイアル (Bateru Rowaiaru)
Título en España: Battle Royale
Autor: 高見 広春 (Takami Kōshun)
Traducción: José C. Vales
Año de publicación: 1999 en Japón, 2013 en España
Editorial: Booket
Páginas: 688





En la República del Gran Oriente Asiático está prohibido el rock, esa música decadente. Los jóvenes crecen en un estado totalitario y controlador que promueve la competitividad. Como medida de control de rebeliones, la administración pone en marcha el Programa: cada año, 50 clases de distintos institutos son elegidas para luchar a muerte en la BATTLE ROYALE.
Los alumnos elegidos son aislados en una isla. Las normas del juego son estrictas: no pueden escapar, no pueden contactar con el exterior, y solo puede quedar uno.
Todo está permitido para sobrevivir.
Empieza el juego.
Empieza BATTLE ROYALE.

Hasta hace algo más de una semana, yo era una de esas personas que sabían que Battle Royale existía, que iba de japoneses que se mataban entre sí y poco más. Nunca he visto la película ni he leído el manga. No tenía ni pajolera idea de qué iba a encontrarme; solo que la gente lo compara compulsivamente con Los juegos del hambre y que habría mucha, mucha sangre. No me equivocaba en nada, pero como los estudios comparativos entre BR y LJdH nos salen por las orejas, no me voy a detener ahí. Si queréis dar vuestra opinión, podemos hacer un debate en los comentarios *risas enlatadas*.

Para empezar, he de decir que Battle Royale tiene uno de los mejores comienzos que he leído en mucho tiempo. El autor pone en situación al lector para que este sepa en qué consiste el Programa y cómo funciona, para después pasar directamente a la presentación de los personajes: los estudiantes de 3B del instituto Shiroiwa, que viajan en autobús pensando que van de excursión. Pero tú sabes que no. Y entonces, se quedan dormidos. La escena de la presentación del Programa es claustrofóbica, angustiosa y perturbadora; ya te queda claro clarinete que aquí nadie se va a andar con chiquitas a la hora de describir asesinatos, sangre, vísceras o cerebros voladores. Luego, al bollo.

La novela no se centra solo en estudiar detenidamente cómo se hunde una cara cuando se la golpea con un bate de aluminio (que también). El autor se molesta en contarnos, en menor o mayor medida, las historias personales de cada uno de los estudiantes. Lo que hay en esa isla no es ganado, sino chavales de instituto con planes de futuro, aficiones y talentos diversos. Y lo que es peor: todos son amigos. Algunos participan en el juego desde el primer momento, ya sea porque tienen miedo, por su orgullo o porque lo han echado a suertes (true story); otros matan para defenderse; otros por diversión, y otros no quieren saber nada del juego, sabiendo que ello puede significar su muerte y la de todos los demás. En resumen, Battle Royale describe los diversos comportamientos que tendría un grupo de personas cualquiera en una situación límite como es estar atrapado en una isla con 41 individuos que pueden estar planeando matarte (y, a lo mejor, tú única arma es una percha de colgar la ropa). A algunos lectores les puede parecer cansado leer detalles sobre las vidas de tantos personajes si luego la mayoría no dura más de un capítulo y, en otras ocasiones, estaría de acuerdo, pero, en el caso particular de esta novela, creo que la «paja» es necesaria para desarrollar el segundo aspecto más importante de la historia después de la violencia: la psicología. No sé. Imaginad qué haríais vosotros si estuvierais en la misma situación. ¿Jugarías o no?

En cuanto a personajes, como os digo, la mayoría no dura ni un capítulo, pero hay unos seis o siete que tienen más protagonismo que los demás. Mi consejo es, no obstante, que no os encariñéis con nadie. Con absolutamente nadie. En mi caso particular, diría que mi personaje preferido entre las chicas es Takako. No diré nada sobre su destino para no spoilear, eso sí. Y, por supuesto, como todos sabéis que me gustan los personajes psicópatas, mi preferido entre los chicos es Kazuo. El niño de la ametralladora. En serio, ese crío es como Voldemort pero con balas: se te ocurre disparar en cualquier lugar de la isla, y Kazuo aparece a los DOS minutos, ametralladora en mano. Un psicópata de manual, de verdad. Implacable, engominado y da mucho, mucho yuyu. Hablando de personajes, además, quisiera aclarar que tal vez sería recomendable informarse un poco sobre cultura japonesa antes o después de leer el libro. He leído por ahí que hay personas que consideran que Battle Royale es un libro machista. No estoy de acuerdo. Battle Royale es un libro japonés de finales de los noventa. Las sociedades evolucionan y la japonesa no es una excepción, pero es una cultura lejana, aunque occidentalizada, y es normal que el hecho de que un chico le da diga a una chica que «será una excelente esposa» nos suene raromal. Además, qué narices, estamos hablando de una dictadura brutal.

Por otro lado, hemos de reconocer que, al inicio de la segunda mitad del libro, la cosa pierde algo de ritmo. Es fácil imaginar quiénes son los que van a sobrevivir hasta el último momento y la emoción se disipa un poco (la sangre y las vísceras, no). Por mi parte, me esperaba un final algo más espectacular y... bueno, creíble. Debió de ser difícil imaginar una conclusión decente para una novela así y, en general, me doy por satisfecha. Con un principio tan brutal, me imaginaba un final de las mismas características. Pero bueno, podría haber sido peor.

Por último, me gustaría lanzar una pregunta al aire: ¿Por qué una traducción de una traducción, Booket? Hay traductores de japonés muy buenos en España, ¿eh? Que conste. La traducción de José C. Vales no es mala, pero se notan las influencias del japonés en el inglés y del inglés en el español. No puedo evitar que a veces me suenen raritos algunos pasajes y me sienta incómoda a la hora de leer.

En fin. Un libro incómodo donde se mata gente incómodamente. Leedlo.